¿Por qué no se puede comer y beber en la Biblioteca?

Como norma general, en las bibliotecas públicas suele estar prohibido consumir todo tipo de comida o bebida en los puestos de estudio, por lo que debemos salir a las zonas de descanso para tomar un tentempié. Se trata de una norma de higiene y para evitar que se deterioren las instalaciones. 
En la Biblioteca de Torrijos se permite introducir agua embotellada.
Aunque se venga tan sólo para lectura y no se usen libros de la Biblioteca, debemos tener en cuenta que están las mesas, sillas, lámparas y enchufes de uso público, además de los apuntes y libros de otros usuarios, junto a teléfonos, tablets, ordenadores, etc..; y en cada mesa hay sitio para seis personas. No con frecuencia, pero los pequeños accidentes ocurren y es mejor prevenir. 
Aunque algunos nos comentan que en las bibliotecas somos demasiado estrictos, en realidad ésta labor, que poco tiene que ver con las tareas bibliotecarias, no suele ser agradable, y nos conformamos con no llevarnos malas respuestas y reacciones airadas por parte de algún usuario enfadado que no está muy conforme con la norma.
Rizando el rizo, hay quien alega que si algún día está solo en una mesa, no molesta a nadie si come o bebe mientras estudia, pero es bastante extraño que un usuario pueda tener una mesa para él solo, y si fuera el caso, se está adueñando de un espacio público para su disfrute personal. 
Tampoco sirve que todos los de la mesa sean excelentes amigos y amigas, a los que no les importa que su compañero derrame sin querer un café en su nuevo Smartphone.
También hay usuarios que nos preguntan por qué no se amplía un poco la lista de bebidas, permitiendo zumos, lácteos, cafés o bebidas energéticas. No tenemos nada en contra de zumos y lácteos, y las bebidas con cafeína y otros estimulantes parecen ayudar a estudiar; pero no se puede poner el límite donde convenga a cada usuario.
No se discute que algunos estudian mejor con un café al lado, otros con un refresco y una bolsa de aperitivos y aquellos con una bebida energética y unos dulces, pero no debemos olvidar que estamos en un espacio público de lectura y estudio, NO una cafetería, y además compartido con otras 70 u 80 personas. Debe primar el bienestar de la mayoría y el respeto mutuo para que todo funcione de la mejor manera posible.
De cualquier modo, si alguien quiere tomarse un café, su bocadillo, o un refresco, animamos a salir al Claustro Renacentista del edificio, o al Parque de San Gil (cuando hace buen tiempo), donde te puedes tomar un merecido descanso de un agradable y silencioso rato de lectura.